Divulgación de la ciencia a pie de montaña y de mar

domingo, 6 de noviembre de 2011

A la voz de alarma... ¡Huyan!

Cuando los depredadores acechan cualquier segundo es importante para huir o para avisar a tus congéneres de que es mejor que se alejen de allí cuánto antes. Las señales de alarma cobran una vital relevancia en esos casos. Esas señales no son iguales para todos los animales y cada uno sigue una estrategia diferente. Como muestra, vamos a poner dos ejemplos:
El perrito de las praderas (Cynomys gunnisoni) bastante famosos en los parques zoológicos de un tiempo a esta parte pero que, dicho sea de paso, suelen tener una apariencia oronda que bien difiere de sus hermanos salvajes, tienen uno de los sistemas de alarma más sofisticados que se conocen en el reino animal. Dejan centinelas en montículos de arena mientros el resto del grupo se alimenta que son capaces de emitir diferentes señales, según sea el depredador que los ataque y en consecuencia, pondrán diferentes estrategias de huida en juego.

Perrito de las praderas de Gunnison en posición de alerta a la entrada de una de sus madrigueras.

Si el ataque es aéreo, por parte de un ave rapaz se quedan mirando hacia arriba pero sólo huirán los perritos de las praderas que se encuentren en la trayectoria que describa el ave. Si por el contrario el que ataca al grupo es un coyote, todo el grupo corre hasta la entrada de sus madrigueras y desde allí vigilan y si la voz de alarma la suscita un visitante humano, los perritos de la pradera directamente se refugian totalmente en sus madrigueras. Además, según esté el depredador de cerca los centinelas incrementan la frecuencia de sus señales, que en el caso de estos roedores son similares a los ladridos de perro, de forma que también informan de la distancia del peligro. Estos avisos diferentes para cada amenaza también han sido documentados en el mono verde (Cercopithecus aethiops).

Pero... ¿todas las señales de alarma son vocales? Pues ni mucho menos y para ilustrarlo vamos a exponer el segundo ejemplo. Ahora nuestra protagonista es la lombriz de tierra (Lumbricus terrestris) que todos conocemos bien. Cabría pensar que una lombriz no se preocupara por sus semejantes pero estaríamos cayendo en un grave error. También tienen su corazocito. (De hecho más de uno, pero esto quizás lo tratemos en otra entrada, porque bien lo merece). El hecho es que la lombriz segrega un mucus que sirve para cementar las paredes de los túneles donde viven y así evitar que estos se derruben pero cuando sufren el ataque de un depredador segregan una cantidad mucho mayor de ese mucus junto a una feromona de alarma. Esta cantidad de mucus y la feromona son suficientes para ahuyentar a algunos depredadores pero atraen a otros como es el caso de la salamandra común (Salamandra salamandra). El efecto que provoca entre las lombrices es el contrario. Las lombrices de tierra ignoran completamente el mucus normal pero ante una ínfima cantidad mucus con feromona de alarma que detecten, se alejan lo más rápidamente posible del peligro.

Lombriz de tierra asomando de uno de sus túneles.

Así que ya veis, dos ejemplos de como los animales velan por su seguridad, hay muchos ejemplos más, incluso algunos que se dan entre diferentes especies. Seguro que habéis salido al campo, y si no ya estáis tardando en salir, y una urraca (Pica pica) o un arrendajo (Garrulus glandarius) se han puesto a armar un escándalo tremendo al vernos pasar, pues no es que nos estén dando la bienvenida al bosque, realmente están avisando al resto de inquilinos forestales de que ha llegado un intruso.

3 comentarios:

  1. De los perritos de las praderas algo sabía pero no sabía exactamente cómo actuaban, en cuanto a la lombriz me he quedado O_O!!!. Muy interesante el post Jesús!!! ;)

    ResponderEliminar
  2. Gracias por la apreciación... ¡corregido!

    ResponderEliminar