Divulgación de la ciencia a pie de montaña y de mar

jueves, 19 de abril de 2012

Cómo crear un aligátor homosexual.

Que el hombre mete las narices en la naturaleza mucho más de lo que debiera es un hecho que no vamos a descubrir ahora. De hecho muchas veces hace como Mourinho y directamente le mete el dedo en el ojo. Tal es el caso de miles de sustancias que se liberan consciente o inconscientemente al medio ambiente y que con frecuencia pueden tener un efecto nocivo para los seres vivos.

Como si de un laboratorio de los horrores se tratara, cada vez es más común encontrar animales con disfunciones físicas, psíquicas, comportamentales... Tal vez se trate de ir creando un nuevo circo en cada ecosistema y somos algunos los que todavía no nos hemos enterado.

Pequeño aligátor saliendo del huevo.

Los pesticidas y fertilizantes andan a la cabeza de estas dañinas sustancias. Es bastante conocido el efecto que tienen sobre el grosor de la cáscara de huevos de las rapaces, haciendo que disminuya, de forma que el huevo no es capaz de soportar el peso del ave al ser incubado. La consecuencia de ello fue que las poblaciones de estas majestuosas aves cayeron en picado.

Los reptiles y los anfibios también son actores principales en esta triste película ya que estas sustancias pueden influir en su sistema endocrino. Este conjunto de glándulas producen mensajeros químicos que median en funciones tan importantes como el crecimiento, la reproducción, el metabolismo... Ya podréis imaginar que si algo en esta orquesta falla, la melodía que puede llegar a sonar podría ser como King África cantando una canción de Frank Sinatra. Pues bien,  desgraciadamente, esto ocurre. 

En la década de los 80, varios estudios alertaron de una reducida eclosión de huevos y una elevada mortalidad neonatal en aligátores americanos (Alligator mississippiensis) en varios lagos de Florida producto de una exposición prolongada a pesticidas. Además, los machos jóvenes presentan una serie de anormalidades en sus sistemas reproductivos y endocrinos. De tal manera que estos machos poseen unos niveles de testosterona en sangre similares a las de las hembras, tienen un falo pequeño y sus testículos producen elevados niveles de estradiol que es un potente estrógeno, una hormona femenina. Resumiendo, estos aligátores no son muy viriles. Pero las hembras no se quedan atrás y muestran altos niveles de estradiol y anormalidades en la estructura de los ovarios.

Cría de aligátor.

Pero, estos niveles hormonales tan alterados, ¿de dónde vienen? ¿Es la edad del pavo? ¿Son producto de la primavera como en los institutos españoles? Pues desgraciadamente, no. El DDT y otros pesticidas pueden imitar la acción de las hormonas. Digamos que son como alguien que se disfraza de Batman y se va a combatir el mal. Una persona que lo vea puede pensar que es el verdadero Batman pero a la hora de la verdad lo que realmente hará seguramente sea una chapuza. De igual manera, estas sustancias pasan por las verdaderas hormonas pero las acciones que desencadenan no son las que deberían ser. Así, los aligátores muestran determinación sexual medioambiental, esto es que según la temperatura ambiente, nacen machos o hembras. Hay estudios que demuestran que aplicando estrógeno a un huevo antes de ese período de determinación del sexo, se puede inducir la formación de una hembra. El problema surge cuando un pesticida ocupa el lugar de la hormona y hace que el género de los pequeños aligátores cambie y se sabe que tanto el DDT como el DDE (producto de la descomposición del DDT) imitan a los estrógenos y son capaces de producir estos cambios. 

No hace falta ser un premio Nóbel para darse cuenta de que años utilizando estos pesticidas han ocasionado muchos efectos negativos como el que acabamos de explicar en los aligátores. Salvo en algunos países poco desarrollados donde se siguen utilizando, afortunadamente, estas sustancias han sido prohibídas y fueron sustituídas por otras, a priori, más inocuas. Aunque nunca se sabe el efecto que podrían causar a largo plazo. Quizás el famoso pez de tres ojos de los Simpsons no esté tan lejano...


domingo, 1 de abril de 2012

Sangrar por los ojos.

Entre los reptiles hay una cantidad de estrategias de defensa sorprendente. Algunas muy llamativas y conocidas como el despliegue que demuestra el clamidosaurio o lagarto de gorguera australiano (Chlamydosaurus kingii), que, cuando se siente intimidado, muestra la modificación cutánea del cuello e infla su cuerpo. Otros reptiles pierden la cola voluntariamente como las lagartijas. Algunos confían en la inmovilidad y para ello "se hacen los muertos" o se quedan muy rígidos (también llamado inmovilidad tónica). Otros planean de árbol a árbol gracias a unas modificaciones de la piel y el esqueleto como los dragones voladores... Y así podríamos citar otros tantos ejemplos.

Clamidosaurio o lagarto de gorguera australiano. (Chlamydosaurus kingii).

Pero hoy vamos a centrarnos en una estrategia que ha desarrollado los lagartos cornudos de Norteamérica (P. Primero, voy a presentar a uno de nuestros protagonistas:

Lagarto cornudo del sureste de Norteamérica. (Phrynosoma solare).

Como se puede ver, la primera barrera que va a encontrar  un depredador son una cantidad de espinas de un tamaño tan importante que lo hacen una presa poco apetitosa, pero por si acaso todavía estuviera incluído en el menú de algún animal, tiene una segunda y singular habilidad, ha desarrollado mecanismos para lanzar chorros de sangre desde los senos de sus ojos, lo cual disuade al depredador de atacar. Se ha comprobado que este comportamiento es especialmente efectivo para ahuyentar a zorros y coyotes. En el siguiente vídeo podéis ver a nuestro amigo en acción.